MODO CARPETERO ON

Vi entero un programa que nunca me gustó, me tragaba el canal 24h, odiaba a telecinco, envié cincuentamil sms al 5557, me cabreaba, rallaba en el fotolog con tanto GANA VIRGINIA, obligué a Odu a votarla, él me odio,comentaba las galas en foro, me descargaba sus canciones, me hice adicta a sus videos en youtube, me convertí más azul de lo que era, no estudié la PAU de Geografía para ver la gala, aprobé, vi la final en un saco de dormir, veía el chat, odiaba todo ese circo.

Y ganó.

Me alegré de haber colaborado un poquito en ello.
Me pasé horas en un foro buscando novedades.

Y volvió.


Esta vez como Labuat.

Escuché Soy tu aire muy tempranito.
Compré el disco el día que salió, y lo volvería hacer.
Fuí a una firma de discos, y lo volvería a hacer.
Fuí al concierto en Madrid, y lo volvería a hacer.

Compraré muchos más discos de ella, espero ir a más firmas y seguro que volveré a escucharla en directo.


MODO CARPETERO OFF...

¿Miedo?

Siempre estaba corriendo. Procuraba no pasar mucho tiempo en el mismo lugar, no le gustaba encariñarse y siempre pensó que podría controlar lo que sentía.
Corría y corría sin detenerse. Nada era lo suficientemente interesante para entretenerse mucho tiempo.
Quizás huía de algo, quizás no, pero ni siquiera imaginaba algo que le hiciese parar. Eso no era para ella.


Estaba segura de muy pocas cosas, pero una de ellas era que sentir duele. Siempre tuvo claro que un te quiero era dar bandera blanca al dolor.

Hasta que un día...perdió el control.

Bien, gracias.

Siempre me pareció absurda esa pregunta de "¿Qué tal?", como si todo se pudiera resumir en un "bien", "mal" o "regular", como si los "bien" siempre fueran sinceros.

Y a veces aparece alguien que sabe distinguir la realidad de ese bien. Es entonces cuando entiendo que una mirada vale más que mil palabras.

Si me preguntas "¿Qué tal?", casi siempre diré "bien, gracias", asique simplemente no preguntes y mírame.

Anti-Realidad.

No mirar al suelo.
No mirar al cielo.
Pesimista, optimista.
¿Realista?

El realismo nos volvería locos.
El optimismo nos llenaría la vida de decepciones.
Y el pesimismo...¿con esta realidad?




Un mix. Según el día.
Y mientras tanto a jugar con Nala.

Voy a escribir una entrada...

¿Con qué palabra empiezo?

Y aquí mi amigo Brak que me traduce números a Árabe y que se ha vuelto emo (con tendencias suicidas incluídas) sugiere soledad.

Como si fuera tan fácil.

Y me niego a empeza con el tópico de sentirse sola rodeada de gente. Eso es tan cierto que no hay nada más que objetar.

Siempre nos quedará el otro tópico de comprar un gato, un perro o un canario.

No hay nada más que decir, que yo también estoy un poquito emo.

Volver.

Y no, no es la película de Almodovar.

Es volver a estar en un bajo sucio cantando canciones de Rafael, saltar en un colchón sidoso (por lo menos), comprar vodka de cuatro euros porque la economía no da para más, encargar pizzas y esperar cinco años por ellas, que las escaleras de al lado sean como un embalse. Volver a cantar, bailar y hacer el imbécil. Volver a conocer a cualquier persona que te cruzas. Saber quien te quiere matar y quien te quiere querer. Recibir puñaladas, pero puñaladas amigas. Llorar, reir, saltar y olvidarse de la hora.

Vacaciones.
Con ellos.
Casi todos.









Disfruten...

Desvaríos.

La imperfección, al fin y al cabo, hace que todo sea más perfecto. Son esos pequeños detalles que te ayudan alcazar la felicidad, sólo un instante, ya que no es algo eterno.

Viene y va.
Va y viene.
Se vuelve a ir, pero volverá.

Imaginate un mundo sin rencor, sin odio, sin dolor, sin ni siquiera una lágrima. Un mundo en el que nadie sufriera ni un segundo, en el que las discusiones no existen, en el que cuando te caes mil manos se ofrecen a ayudarte.

Un mundo ideal. Perfecto.
¿De verdad?

Parate a pensarlo, sólo un minuto.

Sin rencor, no podrías apreciar un perdón; sin dolor, no significaría nada la alegria; sin lágrimas, no notarías el calor del que llora contigo. No serías capaz de apreciar los grandes momentos que vives, las contadas manos que realmente se ofrecen cuando estás bajo tierra.

Nunca podrías sentirte querido, no podrías apreciar un abrazo, una sonrisa... Nada.
Son esos momentos en los que sientes que no merece nada la pena los que hacen que la vida sea perfecta. Los que causan detalles que desembocan en felicidad.

Tan sólo hay que recordar ese tópico de que por muy larga que sea la noche, siempre sale el sol.








Disfruten

Momentos.

Ni monedas, ni sellos, ni cromos, ni chapas, ni postales. Yo quiero coleccionar momentos.

Guardarlos, que la memoria nunca me falle y tenerlos siempre disponibles. Que cuando no pueda más abra una cajita y sienta la misma sensación que aquel día que me saltaban lágrimas de la risa, o aquel que sentí que estaba ayudando a alguien, o ese que creía que era capaz de todo.

Poder volver siempre que quiera a esos lugares.

Poder recordar lo que sentía para no volver a cagarla, y acabar con la puta piedra que siempre vuelve.

Y me temo que al final, lo más difícil sería escoger los momentos que merecen la pena ser guardados y cuidados. ¿Y hasta cuándo?


Con lo simple que sería coleccionar monedas, con lo felices que son los simples...



http://www.youtube.com/watch?v=CUWXcIJC7Q0

Disfruten.

Me quejo, si.

"Como me gustaría ser niño y no preocuparme por nada"

Mentira.
¿No recuerdas cuando tenías tres años y pensabas que se acababa el mundo por romper tu juguete favorito? Ahogos en un vaso de agua, y bastante diminuto.

Ese es el problema, que solo te importen tus problemas. Que pienses que los demás son como niños, o simplemente, que tu estás por encima. Y quejarte, y quejarte, y volver a quejarte.
¿Cómo vas a comparar tus problemas con las insignificantes vidas de los demás? ¿Cómo vas a perder un mínuto de tu valioso tiempo mirando alrededor? ¿Cómo se atreven ni siquiera a pedírtelo? Y te vuelves a quejar.

Cuando dicen que todos los seres humanos tienen algo en común: la razón, mienten también. Aquí muy poca gente piensa, generalmente sólo se queja.
El de al lado se queja, yo me quejo. Toda la vida quejandose: los alquileres suben, la crisis avanza, la violencia aumenta, la leche está fría, llueve, hace sol, que dificil estaba el exámen...

El conformismo no es bueno, hay que quejarse, si, pero no quedarse ahí.
Unos egoistas, es lo que somos por naturaleza. Yo me quejo, tu lo solucionas, parece ser el lema.
De ahí las carcajadas cuando a algún ingénuo se le ocurre decir "podemos cambiar el mundo". Parece que nadie se da cuenta de que para ello primero deben cambiar las personas.





Disfruten.